La riqueza del dolor
- alizet18
- 21 oct 2022
- 4 Min. de lectura

Hace no mucho, un domingo me enfermé del estómago y me di cuenta de muchas cosas. Entre todas ellas, que la percepción de las cosas cambia radicalmente, lo que uno desea momentos antes, ahora ya no importa, las prioridades, aunque de forma momentánea, cambian, esto es: la presencia del dolor trae más que dolor.
Puedo pensar en una lista casi interminable la lista de cosas que pueden producirnos dolor y que de hecho lo hacen, entendiendo que los dolores más agudos quizás son los del espíritu y del alma.
El problema del dolor es que por momentos lo minimizamos, nuestra capacidad para ser empáticos viene a menos, por que damos por hecho que todos deberíamos superarlo porque sí, porque tenemos que ser fuertes, de manera tal que aún en las congregaciones al día de hoy hay tanta gente que tiene que ahogar su dolor por temor o miedo a que los demás piensen que se lo merecen o que no son verdaderamente espirituales.
Juan 9:2 Reina-Valera 1960
2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego?
Sin embargo, lo que hace Jesús es hacer una analogía acerca de la vida como un acto de continuo sufrimiento que eventualmente traerá consigo un propósito cumplido.
Juan 12:24 Traducción en lenguaje actual
24 Ustedes saben que el grano de trigo no produce nada, a menos que caiga en la tierra y muera. Y si muere, da una cosecha abundante.
En el caso de Jesús, Él tenía que morir para que su propósito se realizara.
En nuestro caso tenemos que perder cosas, alejarnos de malos hábitos, personas, enfoques, lo cual te va a producir dolor, pero no es sino el dolor un síntoma de algo en lo que necesitamos morir para poder vivir. Y los que estamos cerca, estamos para brindar soporte de la manera correcta a todos, porque todos padecemos dolor.
No siempre tenemos que estar contentos, aunque eso no quita que no seamos felices.
No enfrentar el dolor y no sanar, nos mantiene agonizantes, nos detiene, nos aplasta, porque duele, pero firmemente creo que Dios utiliza el dolor como medio de llamar nuestra atención para crecer, porque cuando tenemos dolor tomamos decisiones.
Hay una frase que escuché un día: “cambiamos y crecemos cuando el dolor de mantenernos como estamos es más grande que el dolor de tener que cambiar”.
Según los psicólogos el dolor está asociado con cinco etapas:
Negación, enojo, negociación, depresión, aceptación.
David, por ejemplo, atravesaba el dolor:
2 Samuel 1:24 Reina-Valera 1960
24 Hijas de Israel, llorad por Saúl,
Quien os vestía de escarlata con deleites,
Quien adornaba vuestras ropas con ornamentos de oro.
¿Cuándo hemos llorado por el dolor nuestro y del prójimo?
David entendía lo importante que era tomar el tiempo necesario para no quedarnos ahí. No debemos huir del dolor, tenemos que estar conectados con la realidad e intentar curarlo.
¿Has pasado o estás pasando por dolor? ¿Verdad que creíste que Dios te abandonó? Déjame decirte que no es así, Dios sigue ahí esperando a que enfrentes tu dolor.
¿Cuántos cristianos conoces que podrían contar su debilidad, cuántos conoces que apoyan a otros a atravesar su dolor de manera activa?
La biblia no oculta nada del dolor y defectos de sus héroes:
Moisés fue asesino.
La esposa de Oseas, Gómer, era prostituta al igual que Rahab.
Pedro era enojón.
Noé era borracho.
Elías era depresivo.
Jeremías era depresivo y suicida.
Tomás era incrédulo.
El secreto de que fueran grandes héroes de la fe no tenía que ver con qué fuesen intachables, sino en qué, siendo humanos enfrentaron con valor el dolor que tenían enfrente. Eso los hizo trascender, eso les hizo figurar delante de Dios.
Hacían lo que tenían que hacer, rasgaban sus vestidos, se ponían silicio, se alejaban de aquello o aquellos que les hacía daño, dejaban atrás las decisiones y hábitos que no servían para su crecimiento y maduraban.
Enfrenta tu dolor y si estás al lado de alguien que esté en dolor has algo al respecto.
Juan 11:28-44 Reina-Valera 1960
34 y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. 35 Jesús lloró.
Jesús lloró por su amigo Lázaro y así enseñó una verdadera espiritualidad.
La peor cosa es aquella espiritualidad pretenciosa y perfecta, porque es mentira. Por eso somos tan poco creíbles y poco alcanzamos a los demás para el Señor, les hablamos de cosas que nos inventamos o peor que ni siquiera estamos viviendo.
Mateo 5:4 Reina-Valera 1960
4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
1 Pedro 5:7 Reina-Valera 1960
7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Una autentica vida espiritual es aquella que se compromete con la realidad, sin atajos, el dolor es un gran maestro. Lo que te ha dolido te sirve para ayudar a aquel que está pasando una situación similar, ¿Has usado tu aprendizaje de tus dolores? ¿Qué esperas? ¿Cuál es tu cristianismo, es de mentiritas o de verdad?
Romanos 12:15 Reina-Valera 1960
15 Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.
Empatizar debe ser un hábito diario en los cristianos y enfrentar los dolores con valentía una aventura diaria, de lo contrario seremos todo menos hijos de Dios.





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